Vamos
con la entrega número cuarenta de productos terminados, que ya tocaba. Llevo algunos
meses sin publicar ninguna y no porque no haya terminado nada sino porque ya
sabéis lo que me pasa: se me acumulan, lo voy dejando, voy priorizando otras
entradas… y luego me entran los agobios.
Así que
sin más, empezamos.
Primero
vamos a hablar de champú Suavit Fase 2
que vino en una Bodybox:
Como el
nombre indica se trata de un “segundo champú”, es decir, lo aplicamos después
de lavarnos el pelo con nuestro champú de tratamiento, es decir, se trata de un
champú “finalizador”. Aporta un extra de suavidad y nutrición
al cabello y un equilibrio óptimo.
Tiene
una textura untuosa pero se extiende bien por el cuero
cabelludo. Hace espuma, pero no demasiada (yo pensaba que iba a hacer
más) y tiene un olor delicioso, claramente medicinal,
que a mí me recuerda al de las antiguas farmacias, sin duda debido a la salvia.
Me
encantó. Noté menos encrespamiento y el pelo más sano y fuerte. Tengo pendiente
volverlo a comprar.
¿Repetiría? A la mínima oportunidad.
Otro producto
capilar es la Mascarilla de Oliva de
Laboratorios Valquer que, si no recuerdo mal, venía en una revista Glamour:
Es una
mascarilla capilar que aporta toda la fuerza nutritiva y reestructurante de la
hoja de olivo a los cabellos dañados, muy secos o deteriorados. Consigue una
acción desenredante extra incluso en cabellos difíciles o muy castigados, devolviéndoles
su flexibilidad y brillo natural.
A mí
particularmente no me supuso nada del otro jueves. De hecho, la gasté como
acondicionador, pero como mascarilla no noté ninguno de sus supuestos
beneficios, sólo una ligera acción desenredante. También hay que tener en
cuenta que mi pelo es muy grueso, encrespado y rebelde y necesito mucha, pero
que mucha nutrición e hidratación en este tipo de productos. A mi hermana, por
ejemplo, le encanta (no tiene apenas encrespamiento y su pelo es algo más
fino), así que el segundo bote que tenía en recámara se lo regalé muy a gusto.
¿Repetiría? Para nada.
La
mascarilla y peeling facial Éclat de
Sephora fue de esas cosas que
compramos pensando que son una cosa y resultan ser otra distinta aunque no me
disgustó del todo:
Se
trata de un combo dos en uno, ya que hace a la vez de exfoliante y
mascarilla. En caso de que queramos utilizarla como exfoliante habría
que aplicar una capa muy fina y así haremos un efecto de peeling exprés. Para
el caso de que la empleemos como mascarilla sería necesario aplicar una capa
más gruesa.
Promete
afinar la textura de la piel, alisar los rasgos e iluminar el rostro, además de
dejar la piel suave y cómoda tras su uso sin sensación de tirantez.
Tiene
una textura muy cremosa y contundente. Está enriquecida en manteca de karité y
en esferas de jojoba para que la piel se sienta más confortable tras su uso.
El
resultado en mi caso era la de una piel más limpia y fresca,
teniendo en cuenta que no la utilicé como peeling ya que las partículas, para
mi gusto, son algo gruesas y me daba un poco de respeto para este fin. También notaba
la piel más luminosa al día siguiente (la aplicaba por la noche, antes de la
rutina nocturna). Obviamente no aportaba hidratación, no es el fin de
esta mascarilla, pero tampoco percibía tirantez ni incomodidad.
¿Repetiría? Sí, para su precio está genial.
Otra
mascarilla facial que he terminado es una muy famosa por el mundo bloggeril,
youtuberil e instagrammeril: Thirstymud
de Glam Glow.
Esta
mascarilla incorpora una de las más recientes y avanzadas tecnologías para aportar
una hidratación extrema, profunda e instantánea con resultados a
corto, medio y largo plazo, dejando la piel resplandeciente e hidratada. Se
supone que puede usarla todo el mundo, es decir, es unisex, y que además es
apta para todo tipo de pieles, aunque a mí me parecería “too much” para
una piel grasa teniendo en cuenta INCI y efectos, pero son conjeturas mías.
Sus
ingredientes, entre otros, incluyen un complejo de principios activos que
contienen ácido hialurónico y ácido cítrico para aportar una hidratación
profunda. Destaco además el beta – glucano de avena para suavizar y
calmar la piel y también miel y raíz de jengibre para aportar luminosidad.
Esta mascarilla
puede utilizarse de modo “tradicional”, es decir, aplicando una capa fina y
dejándola actuar durante un periodo de tiempo determinado para luego aclarar
con agua tibia, o como mascarilla “overnight”. Yo empecé utilizándola por la
noche, pero era tan pastosa y pringosa, me ponía el pelo tan perdido cuando
dormía, que la terminé dándole uso como mascarilla tradicional.
Al
César lo que es del César y esta mascarilla cumple lo que promete, deja la piel
hidratadísima, más luminosa y como con más “cuerpo”,
como rellena.
Fue un
regalo y, sinceramente, a día de hoy habiendo probado otras mascarillas que me
funcionan igual de bien o más, no me planteo para nada comprarla. Es carísima y
los resultados que ofrece no son tan espectaculares como para justificar ese
precio. Aunque pienso que es una mascarilla excelente.
¿Repetiría? No
La
limpiadora DermaClear Microfoam de Dr. Jart fue uno de esos pequeños
chascos que de vez en cuando nos tenemos que llevar a base de tanto probar.
Es una
espuma limpiadora hipoalergénica que utiliza agua mineral hidrogenada para
eliminar las impurezas con la ayuda de microburbujas.
Promete retirar la
suciedad, las impurezas, los restos de maquillaje y el exceso de grasa. Al ser hipoalergénica
está especialmente formulada para piel sensible. Además, promete ayudar a
retener la humedad en la piel y no dejar sensación de sequedad ni de tirantez.
Deja la
piel limpia sí, pero no noto esa sensación de comodidad y de hidratación
que promete la marca, sino todo lo contrario: la notaba tirante y con
cierta sequedad. Una sensación similar, aunque no tan acusada, a
la que notaba con la limpiadora Drops of Light de The Body
Shop. Me resulta extraño pues no es una limpiadora indicada para
pieles grasas, pero visto el resultado que da no creo que les vaya mal a este
tipo de pieles. La mía es mixta con tendencia a la deshidratación y ya os digo
que no me sentía, en absoluto, la piel cómoda.
¿Repetiría? No, para nada.
La
mascarilla con aceite de coco de L’Oréal
Elvive es un pequeño tesoro low – cost con el que repito de vez en cuando
(toma spoiler).
La peculiaridad de esta mascarilla es que puede utilizarse de
diversas formas:
-
El uso habitual es aplicarla con
el cabello limpio y húmedo, habiendo quitado previamente el exceso de humedad
con una toalla, y dejarla actuar unos 10 – 15 minutos.
-
Para una cura de nutrición profunda, la marca
recomienda aplicarla en el cabello seco, envolver la melena en una toalla
caliente para hacer penetrar el producto y dejarla actuar durante toda la
noche. A la mañana siguiente enjuagaremos el cabello y/o procedemos a lavarlo
de manera habitual.
-
Otra forma de dejarla actuar de
noche es repartirla por el cabello seco o húmedo, secarnos el pelo con el
secador o al aire y dejarla actuar durante toda la noche. La marca nos dice que
no es necesario aclarar por la mañana.
Promete
una nutrición ligera pero intensa, controlar el encrespamiento y no apelmazar
el cabello. ¿Lo cumple? Sí. Deja el pelo desenredado, suave, con brillo,
no apelmazado y con el encrespamiento más o menos controlado.
¿Repetiría? Sí.
Dos
tónicos que me encantaron en su día son de Lush:
Breath of Fresh Air y Eau Rome Water:
Breath of Fresh Air es el tónico más
refrescante de todos los de la marca británica. El extracto de musgo de
Irlanda es rico en minerales y el absoluto de rosa tonifica y equilibra la
piel. Perfecto para usarlo durante el verano para combatir el calor o en
cualquier momento del año para refrescarte. El absoluto de rosa reduce el
enrojecimiento mientras que el pachuli refresca y tiene un efecto astringente
en la piel.
Eau Rome Water, por su parte, posee una refinada fórmula
apta incluso para las pieles más sensibles. El agua de rosa calma y reduce las
rojeces mientras que el agua de lavanda equilibra y suaviza la piel. Se creó
con la idea de hacer un tónico que fuese efectivo pero hidratante y calmante.
Con
ambos noto que la piel se queda muy equilibrada tras su uso. Esto es difícil de
percibir, pero sin ir más allá, los días que me he quedado dormida sin aplicar
mi rutina de noche o que he salido pitando por la mañana sin ni siquiera
ponerme la hidratante, lo he notado. Piel más reactiva, más apagada, como menos
nutrida. Parece una tontería el paso del tónico, pero es importantísimo en
nuestra rutina facial.
Ambos,
por si no ha quedado claro, jejeje, me chiflan.
¿Repetiría? Rotundamente sí.
La máscara
Paradise Extatic de L’Oréal ya sabéis que es una de mis
favoritas low – cost:
Es la
primera máscara de L’Oréal que
promete un volumen espectacular y una longitud máxima sin apelmazarlas, es
decir, nos aseguran que nuestras pestañas se verán más densas y largas pero a
la vez ligeras.
El
goupillon no parece nada del otro jueves, de tamaño es bastante grande (aunque
he utilizado máscaras con un goupillon mucho más aparatoso que éste) y tiene
una forma ligeramente curvada, siendo algo más estrecho en el centro y
agrandándose en los extremos. Pero muy sutil. Eso sí: es mega – suave con las
pestañas, no es nada pero que nada rígido. Se desliza muy bien y facilita
muchísimo la tarea al maquillar cada pestaña.
La
fórmula me parece bastante buena, se trabaja muy bien y no es ni demasiado
líquida ni demasiado espesa. Eso sí, una vez abierta la máscara he ido notando que
se va espesando demasiado deprisa, al mes y poco de tenerla abierta la textura
ya no me parecía la misma del principio de los tiempos y esto es quizás el
punto más negativo que le encuentro.
No deja
unos pestañones de infarto pero sí que da volumen y alarga a la vez las
pestañas. No obstante, en el tema del volumen no considero que dé un volumen
espectacular. Es decir, las densifica pero no en exceso, dando como resultado
una pestaña marcada, bonita pero no excesiva. Quizá por eso la considero una
máscara excelente para el día a día de aquellas a las que os guste ir con la
pestaña bien marcada pero sin exageraciones.
¿Repetiría? Sí, me encanta pese a su “peros”.
Otro
favorito, como ya sabréis si lleváis tiempo por aquí, es el Sérum Multi – Antioxidante de Freshly
Cosmetics:
Se trata
de un sérum que está formulado para combatir el daño oxidativo causado por la
contaminación y la radiación solar, acelerando la reparación celular y retrasando
el envejecimiento cutáneo.
A
riesgo de ser una pesada y enrollarme demasiado, os recuerdo cuáles son sus
puntos clave:
- Previene y revierte los
signos del envejecimiento cutáneo activando la enzima Superóxido Dismutasa, mejorando
las defensas de las células frente al estrés oxidativo.
- Disminuye la degradación de
colágeno.
- Disminuye la inflamación
celular desencadenada por la radiación UV.
- Bloquea los metales pesados y
las partículas PM2.5 evitando que la contaminación ambiental dañe nuestros
tejidos.
- Incrementa la hidratación
subcutánea mediante la acción del ácido hialurónico vegano.
- Reduce el número y área de
las manchas producidas por la radiación solar.
- Reduce las arrugas y mejora
la firmeza, elasticidad e hidratación.
- Unifica el tono de la piel.
- Reduce el exceso de
producción sebácea.
Con su
aplicación noto el tono más uniforme, la piel más tersa (lo que se traduce
en que mis líneas de expresión, ligeramente quedan más difuminadas) y con mejor
textura y luminosidad. Y algo que sí se nota en las épocas en las que
lo utilizo es que apenas me salen granitos. Equilibra muchísimo la
producción sebácea de la piel.
¿Repetiría? Infinitamente sí.
El reparador
de puntas Repair Rescue de Schwarzkopf es todo un clásico en mis
terminados: no sé la de botes que llevo gastados de él:
Se
trata de un producto cuyo éxito reside en la alta concentración de
proteolípidos, una poderosa combinación de queratina hidrolizada y un
componente lipídico que regenera la capa protectora del cabello natural. La
tecnología Amino Cell Rebuild, con
Aminoácidos y Pantenol, actúa perfeccionando el córtex, reestructurando la
estructura del cabello desde el interior, devolviéndole su fuerza y elasticidad
a la vez que aporta una gran hidratación. La Tecnología Cell Perfector aporta
cuidado adicional, al reparar el cabello rellenando los vacíos estructurales,
devolviéndole la elasticidad, fortificándolo y proporcionando un brillo
increíble a todo tipo de cabello.
No es
que repare las puntas que tenemos destrozadas, que milagros a Lourdes, pero para
prevenir que se abran las puntas y mantener el cabello más flexible y
fuerte, me parece un producto genial.
¿Repetiría? Lo hago
constantemente.
Por último
tenemos el champú Kinessences de la
marca Kin:
Está libre
de parabenos, siliconas y sulfatos, ingredientes que evito a toda costa en los
champús, especialmente las siliconas (para no saturar las raíces ni la fibra
capilar) y los sulfatos (porque me resecan y porque los productos sin sulfatos
ayudan a mantener el color en perfecto estado más tiempo).
Limpia
el cabello con suavidad pero se nota que lo deja limpio, con esa sensación al
tacto de haber eliminado todo residuo de la fibra capilar pero sin resecarlo.
Me
gustó bastante y no descarto repetir en un futuro.
¿Repetiría? Puede
Y llegados a este punto, me despido sin más dilaciones porque,
como en todas las entradas de este estilo, me he enrollado lo mío…
Muchas
gracias, como siempre, por vuestras lecturas y comentarios,
Auxi
Tengo Eau Roma y me encanta! Y también el serum de Freshly! :)
ResponderEliminarTomo nota de la mascarilla de coco! Saludos!
ResponderEliminarSobre todo tomo nota de los tónicos de Lush, hace tiempo usé uno que me gusto mucho, bsts
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