He comentado en alguna ocasión que desde hace bastantes meses
me fijo más que de costumbre en los ingredientes de los
productos cosméticos, no por demonizarlos y desterrarlos al país de nunca
jamás, sino por intentar acoplarme en la rutina de cuidados productos con los
mínimos ingredientes perjudiciales posibles.
Hace aproximadamente tres años descubrí en el cuarto de baño de mi madre un bote tipo pomada de
color verde, y como a mí todo lo que huele a cosmética me llama la atención, me
leí de cabo a rabo el envase y le pedí que me dejara probar la crema en
cuestión. Es la Skin Food de Weleda.