Soy una
auténtica fanática de las aguas micelares. Empezó siendo un producto
imprescindible para desmaquillar mi rostro, sólo con un algodón empapado en
agua micelar y luego limpiando mi piel con un gel específico y agua. Luego me
vicié a la doble limpieza y las dejé de utilizar como producto principal para
desmaquillar, pero no por ello penséis que las desterré de mi rutina: el agua micelar
es ese producto intermedio que utilizo para limpiar mi rostro de los restos de
aceite/bálsamo del primer paso de la doble limpieza, antes de proceder a
lavarme la cara con agua y gel.
De Garnier ya sabéis que amo su agua
micelar “clásica” (la del tapón rosa-rojo). Sentía mucha curiosidad por su
variedad en aceite y ya cuando sacaron una específica para pieles sensibles no
me pude resistir y me compré las dos. Hoy os traigo una comparativa entre las
tres (hay otra indicada para pieles grasas que no me he atrevido a comprar aún), con sus características pertinentes.